viernes, octubre 06, 2006

Conversaciones

por Juanjo García


Mi piel es la frontera que me separa del mundo,

Cuando digo piel, no me refiero solo a la piel de la carne corriente,

sino también a la piel de mi lengua, de mi boca, de mis ojos,

la membrana de mis oídos, y de mi estomago, mis intestinos.

Me refiero, en fin, a toda la superficie que delimita lo que llamarías yo.

O, mejor dicho, lo que llamarías "tú".


Dentro, tras ella, hay una energía que gira sobre si misma,

encerrada, y que, a veces, con fuerza, mientras no me olvide de ella,

quiere salir. Lo ignore o no, lo quiera o no.

Chocando una y otra vez con esa frontera.

Sintiendo por dentro.


Quiere salir, a través de mi tacto, de mi oído, de mi gusto, de mi olfato, de mi mirada.

Pero, ¿No sale ya?, me dirías tú. Entonces, ¿Qué sucede?,

¿Porqué hay algo que quiere y no puede?


Si, sí, sale. Desde luego que sale. En fin; siento.

Pero sale a un mundo carente de sentido.

A un mundo muerto, a un espejo cóncavo,

a una carambola que, engañosa, me retorna a mi mismo.

Más de lo mismo.


Pero ¿No estamos hablando? Dirías tú.

Palabras que nos llevan a conceptos.

Fantasmas diluidos en la niebla.

Objetos, que, traídos de un sueño. Cuando quiero tocarlos,

a la mañana siguiente. Ya no están ahí.

No puedo tocarlos, mirarlos, gustarlos, olerlos.

Ni siquiera puedo verlos, fuera de mí.

Más de lo mismo.


Entonces, ¿Qué es lo que sucede? Dirías tú.

Ah, sonrío yo, en el fondo lo sé. Me voy a atrever a decírtelo.

Aunque sepa que el precio sea caro. ¡Tantas veces lo he pagado!

Por mucho que lo lamente. Realmente sé, que ese precio…

¿Vale algo? Bueno, sí,

Más de lo mismo.


Tu piel es la frontera que me separa de ti,

Cuando digo piel, no me refiero solo a la piel de tu carne corriente,

sino también a la piel de tu lengua y tu boca, y a la de tu mirada.

Me refiero, en fin, a toda la superficie que delimita lo que llamarías tú.

O, mejor dicho, lo que, yo, llamaría, "yo".


Dentro, tras ella, quiero encontrar, una energía que gira sobre si misma,

encerrada, y que, a veces, con fuerza, mientras no me olvide de ella,

quiero que salga. Lo ignores o no, lo quieras o no. Yo la quiero.


Si, sí, salir. Desde luego que salir. En fin; entrar.

Es decir, salir a un mundo lleno de "tu" sentido.

A un mundo vivo, a un prisma,

Que me proyecte infinito, siendo yo mismo, al fin.

A través de ti.


Quiero encontrarme (,) con tu tacto, con tu oído, con tu gusto, con tu olor,

En fin, con tu mirada.

Quiero que el mundo sea nuestra piel, y que no me separe de la Nada.


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